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Las manos padecen continuamente en el día a día. En el trabajo, las utilizamos para realizar las tareas, a veces con la ayuda de otras herramientas. En otras ocasiones, son las manos nuestro principal instrumento.
Desde la muñeca hasta la punta de los dedos es la parte más propensa a sufrir accidentes laborales. Por eso es necesario cuidarlas y tratar de protegerlas para evitar los daños en las manos.
Causas laborales de los daños en las manos
En el ámbito laboral se pueden sufrir muchos riesgos. Gran parte de estos recaen en las manos.
La piel es una de las partes de la mano que más sufre, y las condiciones climatológicas y los cambios de temperatura son una de las principales causas. El frío las agrieta, las reseca, incluso produce picor y sangrado; las altas temperaturas queman las manos y dañan la piel.
Por otro lado, las sustancias químicas también pueden provocar reacciones perjudiciales para la piel de las manos. Trabajar constantemente con productos como desinfectantes o detergentes produce irritación, picor o quemaduras, de la misma manera que al manipular elementos químicos, cuyas secuelas pueden ser mucho más graves.
Otro riesgo notable es el peligro a los cortes. Con las manos se manipulan herramientas cortantes como cuchillos y tijeras para manipular alimentos u otros productos, pero accidentalmente también se pueden sufrir cortes en las manos y en los antebrazos.
Otros entornos de riesgo para las manos son los espacios con intensidad eléctrica. A través de las manos, se pueden recibir descargas eléctricas que suponen un grave riesgo para la salud del trabajador. Las descargas atraviesan el cuerpo como un elemento más de la cadena de conducción provocando tanto lesiones internas como daños en las manos.
En trabajos manuales con madera o hierros, las manos también pueden sufrir por el roce de material, incluso desprendimientos o astillas que se clavan en la piel.
Sin embargo, en las manos no solo sale perjudicada la piel. La estructura musculoesquelética también puede verse afectada por motivos laborales. De hecho, el síndrome del túnel carpiano es una de las enfermedades ocupacionales más comunes.
Esta enfermedad consiste en la compresión del nervio mediano al pasar por el túnel carpiano de la muñeca, lo que provoca dolor, hormigueo, adormecimiento, etc. Una de las principales causas son los movimientos repetitivos, o la mala higiene postural de la muñeca, aunque también puede producirse por un golpe.
Existen más dolencias que pueden manifestar las manos, como tendinitis o artrosis.
Estos riesgos a veces son inevitables, pero pueden prevenirse con la protección necesaria.
Protege las manos: guantes
Son muchos los entornos en los que las manos sufren las consecuencias del trabajo, y de maneras muy diferentes. Para protegerlas, es importante equiparse con el equipo de protección adecuado, en este caso los guantes. Conocer qué guante es el más adecuado a cada situación permitirá la seguridad del trabajador.
Los diferentes materiales, composiciones, grosores y tecnologías identifican un guante para un riesgo u otro. Además, es imprescindible comprobar si cumplen la normativa que garantice la seguridad ante ese peligro.
- UNE EN 388, guantes contra riesgos mecánicos.
- UNE EN 511, guantes contra el frío.
- UNE EN 497, guantes para riesgos térmicos (calor y/o fuego).
- UNE EN 659, guantes para bombero.
- UNE EN 374, guantes contra productos químicos y microorganismos.
- UNE EN 421, guantes contra radiaciones ionizantes y la contaminación radiactiva.
- UNE EN 381, guantes contra sierras de cadena.
- UNE EN 1082, guantes para cortes por cuchillos de manos.
- UNE 2N ISO 108109, guantes anti-vibraciones.
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Buenas prácticas para mantener las manos
Sin embargo, no todo es proteger con guantes. Para prevenir lesiones en las manos, realizar movimientos y estiramientos que ejerciten los dedos y las muñecas es muy efectivo para fortalecer las articulaciones.
También es importante utilizar herramientas que faciliten el trabajo y minimicen la fuerza y los movimientos repetitivos en las manos. Antes de usarlas, cabe comprobar que estén en buen estado y emplearlas solo para su fin indicado.
Por otro lado, es importante adaptar las condiciones del lugar de trabajo a las necesidades de cada trabajador y a los riesgos a los que se expone. Ajustar las alturas y las distancias, facilitando la alineación de las manos con los antebrazos y procurando el apoyo de estos, en lugar de la muñeca.
La empresa debe facilitar los recursos necesarios para garantizar la protección ante cada riesgo, como guantes y otros equipos de protección certificados. También es importante que forme a los trabajadores y les comprometa con su seguridad para incentivar las buenas prácticas y el uso de los equipos de protección adecuados. De esta manera se consigue prevenir accidentes y mantener la salud del trabajador y de la herramienta más preciada: las manos.
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